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La Alternativa Positiva


A un año de las elecciones de jóvenes el pasado 12 de mayo de 2007,
Ahora en tiempos preelectorales, son siempre propicios para hacer balances.
Un balance no debe enfocarse sólo en lo pasado, sino que debe proyectar lo deseado hacia el futuro, de modo de aprovechar lo vivido como enseñanza para no repetir errores y optimizar los aciertos.
Nuestro país adolece muchas veces de esa mentalidad, la de pensar a largo plazo. Aquí lo urgente es subsidiario de lo importante. La visión a largo plazo genera muchas veces, para algunos, un fuerte inconveniente pues necesita consensos, acuerdos, diálogo, ganar y ceder.
Esto último, requiere concebir la posibilidad de estar equivocados, y consecuentemente, admitirlo. Este es un ejercicio poco habitual de la política nacional, y en particular de la izquierda, que está maneada, prisionera entre lo que tiene que hacer, lo que prometió y lo que piensa.
Y además supone, requiere, terminar con la diabólica visión que ve encarnado a un enemigo en aquel que piensa diferente. Quien apuesta a la división, apuesta a la destrucción.
Nuestra América latina toda, vive un momento de crisis. Distintos analistas internacionales advierten sobre un futuro de irrelevancia y ostracismo de nuestra región en el concierto mundial. Máxime cuando vemos la tormenta en la cual está inmersa nuestra región por culpa de personalismos y personajes. El discurso de “unión” de los pueblos americanos basados en supuestas afinidades ideológicas, ha involucionado hacia una retórica de conflicto.
Hoy nuestra América esta dividida, los países están divididos.
En esta región, debe Uruguay forjarse su futuro. Ha quedado claro que los gobiernos no tienen amigos, sino intereses.
En particular, los jóvenes pasamos por una etapa de crisis. A parte de la conflictividad de la juventud que como tal, enfrentamos.
La supuesta apatía de los jóvenes hacia la política – desmentida en varias ocasiones ya por los jóvenes uruguayos- ha servido de excusa para desconocer nuestras necesidades e inquietudes.
No es cierto que los jóvenes no pensemos en el futuro, no es cierto que no creemos en la política. Quienes eso dicen, no creen en los jóvenes.
En nuestro caso, la juventud del Partido Nacional tenemos un firme compromiso con el país que se viene. Acudimos al llamado histórico forjado por los grandes de esta patria, por jóvenes que como nosotros, pero antes, creyeron que era posible construir un país justo, donde haya dignidad arriba y regocijo abajo. Esos jóvenes, antes que nosotros, que pensaron en un país más allá de ellos, en país para dejar a otra generación, hoy, nuestro compromiso es el mismo.
Queremos ser partícipes en la construcción de ese país que se viene. Queremos pensar más allá de nosotros mismos.
Pensamos que frente a la división que nos proponen, la alternativa es la unión, la propuesta de unidad nacional que representa nuestro Partido.

Al gobierno le preocupa la próxima elección, a nosotros, nosotros, nos ocupa la próxima generación.
Nos preocupa que nuestros hermanos, nuestros amigos, se van del país. Porque ahora progresar es sinónimo de emigrar. Eso no lo queremos. Queremos que puedan estudiar, trabajar, formar su familia, con nosotros, en nuestra casa. Y esa es la tarea de un gobierno, construir una sociedad justa para todos los uruguayos.
“Ese es nuestro desafío como jóvenes, porque más allá de las banderas y colores que coyunturalmente nos separan, compartimos muchas otras, compartimos las herramientas que son nuestros brazos, nuestra mente, pero más importante, compartimos la materia prima que son nuestros sueños”.
Para tener un mejor futuro resulta imprescindible la inversión en educación. En el caso de la universidad, la que creó Oribe, debe rendir examen. Es ella quien debe evaluar si su gestión ha contribuido a generar mejores mentes, más humanas y solidarias. La Universidad debe acercarse a todos los uruguayos, debe estar a lo largo y ancho del país. Debe cumplirse con la ley 17296,y construirse la ciudad universitaria, permitiendo que mil nuevos estudiantes puedan acceder a los estudios terciarios.
Hace falta una política laboral que asegure el fomento del empleo juvenil, por lo que exigimos la aprobación de la nueva ley de empleo juvenil, de modo de reflotar un instrumento legislativo que dio la posibilidad a muchos jóvenes de acceder a su primer experiencia laboral, hoy derogada por la voracidad fiscalista de esta pseudo reforma tributaria.
Las cifras referentes al desempleo juvenil son elocuentes, en jóvenes menores a 25 años, en hombres ronda de un 24% y en mujeres el 32%, además la calidad de ese empleo es baja, y los salarios son más bajos que el promedio general.
Los jóvenes necesitamos una política de vivienda que contemple el rápido acceso de los jóvenes a un techo digno, donde se pueda formar una familia.
Todo esto es lo que hace falta, lo que no se ha hecho.
No existe política de juventud del gobierno. El órgano que nuestro partido creó para desarrollar y llevar adelante las políticas sectoriales como lo es el INJU -Instituto Nacional de la Juventud-, hoy ya no es ni nacional ni ha dado respuesta a la juventud.
La cifra de uruguayos que se han ido en 2006 sólo es superada por la del año 2002, el año de la mayor crisis de la historia de este país. El 15% de quienes se van tienen título universitario. Mientras quienes se quedan solo alcanzan al 10%.Tenemos una altísima taza de deserción estudiantil que se produce en particular en la etapa media de formación, afectando sobre todo los sectores mas carenciados.
En temas de juventud, como en todos los otros, el gobierno prefirió errar solo a construir juntos. Su vocación excluyente no le ha permitido abrirse al diálogo. Se han pensado como un todo, creen que representan todo, que no hay nadie más que pueda pensar algo bueno para el país.
Todas las reformas implementadas sin darle participación a quienes representan la otra mitad del país lo único que genera es la habilitación para quien venga de volver a reformar todo a su antojo. Así, ha pasado la reforma tributaria, sin discusión, la reforma de la salud sin discusión, se vendrá la reforma del estado, la del Banco Central, también sin discusión al igual que la reforma educativa. No se ha permitido generar una sólo política de estado, aquella que supere las divisiones del momento. Todo por esa vocación totalizadora de esta fuerza de gobierno, el Uruguay, “el pueblo uruguayo” se termina donde termina el frente, más allá no hay nada, al menos nada bueno. Sin embargo, hoy descubrimos que los fenómenos de corrupción trascienden los partidos, hoy quienes van a los juzgados a declarar pertenecen al partido “impoluto”.
Esperemos que en el tiempo que resta, sus últimos dos años de gobierno, el frente amplio se dedique a gobernar y no se distraiga en cuestiones electorales. El Ministro de Economía y Finanzas ha anunciado, junto a su equipo, que a mitad del próximo año se vendrán modificaciones a la reforma tributaria, se aumentará el mínimo no imponible y se reducirá otro punto del IVA, de 22 a 21 por ciento. La pregunta es por qué no lo hace ahora, por qué esperar a que se aproximen las elecciones. El gobierno ha fracasado con total éxito a la hora de implementar el gas oil productivo,- hoy el gas oil está más caro-, permítanme ser escéptico si los escucho hablar de un “país productivo”.
Espero que las luchas intestinas que inundan a la fuerza de gobierno en procura de espacios de poder, no nos afecten a todos.
Pero no todo está perdido. Existe aún una fuerza positiva que se constituye día a día como opción, como alternativa. El Uruguay que se viene debe ser un Uruguay de todos, donde todos tengan un lugar, donde todos importemos.
Sólo quien exhibe unidad puede convocar hacia ella, y ese es el glorioso Partido Nacional, el partido de los jóvenes.

Hagan lo que hagan, y digan que digan, no podrán evitar la victoria del Partido Nacional, como expresó Neruda, “podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”, así de inevitable es la victoria de la esperanza y la ilusión que representa el Partido Nacional, ni la más fabulosa maquinaria electorera de todos los tiempos evitará a los uruguayos, su primavera blanca.

Federico Ricagni
Presidente de la Juventud del Partido Nacional